Hoy dejo mi pequeña madriguera londinense para irme a Birmingham, donde estaré un día. Y no me quiero ir sin dedicarle un post a Ken Livingstone, el alcalde de Londres hasta 2008, cuando perdió las elecciones contra Boris Johnson. Se ve que la derecha mediática tiene más en influencia en Londres que la guía de Lonely Planet.
Red Ken se opuso ya a la Guerra de las Malvinas, criticando la posición colonialista de su país e izando la bandera de las Naciones Unidas. No le debió sentar bien tampoco a Margareth Thacher, esa mujer, que Livingstone colocara en la azotea del County Hall un contador gigante que se podía ver desde la Cámara de los Comunes con las cifras actualizadas del paro, por lo que disolvió el Greater London Council en 1986 (vamos, el ayuntamiento).
Cuando el Partido Laborista decide reinstaurar el Ayuntamiento, Livingstone gana las Elecciones como independiente, y en 2004 repite, esta vez de nuevo encabezando la candidatura laborista. Se ha opuesto a la privatización del metro, ha mejorado el transporte público, reduciendo sus tarifas y haciéndolo popular, y ha implantado, entre otras medidas, la tasa de circulación por el centro que ha descongestionado el tráfico.
En 2003 declaró ante la visita de George W. Bush a Londres que llegaba “el hombre más peligroso del mundo”, y le declaró persona non grata, como ya había hecho con Ronald Reagan. Organizó una recepción pacífica alternativa para todos los que no eran Bush, que tuvo a Ron Kovic como invitado principal. Criticó la guerra de Irak, llamó criminal de guerra a Ariel Sharon y, tras los atentados en Londres, señaló que “los hombres bomba son hijos de la desesperación”.
Ken Livingstone ha dicho que se presentará en 2012 a las Elecciones. Esperemos que sea el alcalde del Londres olímpico.
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