Una temporada neoyorquina

Esta temporada me gustaría ser de Nueva York. Ir a conciertos de The National, de los Pains of Being Pure at Heart, Vampire Weekend, Clap Your Hands, Interpol… Esos domingos tontos que no sabes qué hacer. Seguro que si te gustan esos grupos en Nueva York eres un burgués de mierda que se ha quedado congelado en la última glaciación. Allí serán reliquias con discos editados, como si lo viera. También podría escuchar los partidos del Oviedo por la radio. Aunque para eso sí que es cierto que es algo mejor vivir aquí, porque puedes ir a verlos. No sé a qué ha venido esto, la verdad...

Aunque pensándolo bien, seguro que luego vives allí y trabajas sirviendo café a zoquetes desde las siete de la mañana (porque me suena que esa gente madruga de la hostia). Y no puedes ir a conciertos. Y Central Park te parece una mierda porque te han atracado las siete veces que has ido de picnic, que es algo que hacen los catalanes y la gente de Nueva York. Ir de picnic, no atracar...

Bueno, todo esto viene al caso porque me gusta mucho el segundo disco de los Pains of Being Pure at Heart. Siguen sonando como los Jesus and Mary Chain. Ahora leeré unas críticas que dirán que el segundo disco es peor, que ha perdido frescura y bla bla bla. Pues a mí me gusta. Y la primera canción de la segunda cara (hablo en idioma vinilo) me parece flipante.

Apunte a pie de página:

He decidido recuperar mi blog. Esta es la segunda entrada de la nueva época. La primera, la escribiré mañana o pasado, así que hay cada cual las debe reordenar en su cabeza, si es que le apetece y le viene en gana. He decidido recuperarlo después de hablar con algunos amigos y de comprarme Zoolander en dvd. Todo ha influido. Ahora voy a planchar y luego a comer una mariscada en La Terraza, con dos amigos. Digo esto porque seguro que a Álex y a Miki les digo la dirección de mi blog y este apunte culinario les va a joder la tarde, que es algo muy importante en toda amistad que se precie: fastidiar al prójimo.