lunes, 14 de septiembre de 2009

Elogios para llevar


Amsterdam es una ciudad sucia. Su urbanismo es caótico, enrevesado entre canales, y sus edificios están torcidos. Acostumbra a mostrar, a exhibir, lo que las demás ciudades esconden avergonzadas. Alguna fuerza superior e invisible organiza su tráfico, que debería ser más sosegado por eso de los miles de bicicletas pero es casi tan crispado para el peatón. Dicen que tiene muchas ratas, y no es difícil darle la razón a la persona que me lo contó. Es desconcertante y rara: su parte nueva es más antigua que su parte vieja. Y pasan cosas extrañas cada vez que sales a la calle.

Todo lo anterior, espero que sea entendido como un elogio a una ciudad impresionante... Menos lo de las ratas.

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